Después de pasar la noche entera en vela, decidí que lo mejor era afrontar la realidad y no engañarme a mí misma.
Había comprobado que con Alex no podía estar, pues Kevin venía continuamente a mi mente. Y estar con él sería engañarnos.
Y respecto a Kevin, estuve pensando en decirle lo que me pasaba, pero no, no podía, lo mejor era no pensar en la novia, y todo lo referente a ella, quizás debía pensar en lo que me dijo Ash… Yo era feliz, y le tenía conmigo aunque me dolía mucho el hecho de que estuviese con otra… Ya me daba igual si jugaba conmigo o no, si me mentía, quizá lo mejor era vivir en un mundo engañada.
A la mañana siguiente Kevin se me acercó en la primera hora de clase.
- ¿Nos salimos juntos en la siguiente clase?, es que el profesor no ha venido.
- ¿Solos?
- Si, claro Yasmín –contestó Kevin mientras señalaba la puerta del instituto.
- Esta bien, espera voy a por mi mochila.
Entré en la clase anterior y cogí la mochila, le dije a Ashley que me iba en la siguiente clase con Kevin. Con su cara hizo un gesto de aprobación, al salir del aula y dirigirme a solas con él noté un sin fin de miradas que caían sobre nosotros, incluso pude apreciar cómo más de uno se dirigió a Ash a preguntarle dónde íbamos, los dos, SOLOS.
Era la primera vez que estaba con él a solas, no me inquietaba nada, pues tenía seguro que absolutamente nada iba a pasar.
- Vamos allí en frente ¿no?
- Vale- le seguí.
- Sabes, estoy haciendo una obra de teatro.
- ¿Sí?
- Si, actúo dentro de dos semanas, ven a verme, actúo en Inglewood.
Me callé.
- Lo más gracioso de todo esto es que mi novia está un poco cabreada conmigo, por que en la obra tengo que besarme con una chica, y la verdad esa chica me ha pedido que quedemos…
Era la primera vez que me hablaba sobre ella. Entonces me sorprendí.
- ¿Y que vas hacer?
- Pues nada… es una obra de teatro. Y yo no quiero nada con la otra.
- Amm.
El silencio permaneció en nosotros unos segundos, seguidamente se levantó dio una vuelta sobre sí mismo y se sentó encima mía.
- Yuhuuuuu, como mola, si parece un columpio.
Me empecé a reír, es cierto que las palabras que me había dicho antes me habían afectado bastante, no quería que hablase de ‘la otra’, y de repente se puso a hacer el tonto agarrándome y columpiándose sobre mis piernas.
De repente paró, y fue entonces cuando empezó a abrazarme de nuevo, notaba sus manos apretándome contra su cuerpo, tenía la cara sobre su pecho.
Fue ahí entonces cuando comencé de nuevo a pensar, ¿a que venía todo esto?, me sentía idiota por no poder apartarme, ni rehuirle. Pero lo peor de todo era que había comenzado a quererle…
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