- Hola Yasmín- me dijo
Nos sentamos en el sofá y comenzamos a hablar.
-Quiero hablar contigo sobre algo- le dije.
-¿Sobre qué?
Hasta el momento Kevin no me había mencionado nada de que se marchaba a Londres, y no sabía muy bien el motivo de ello.
- ¿Qué es eso de que te vas? ¿Por qué no me has dicho nada Kevin?
- No había encontrado el momento para decírtelo.-miró hacia abajo.
- ¿Ah, no?, ¿y porqué motivo lo saben todos menos yo?
- No lo hagas más difícil.
- Llevas huyendo de mi una semana. No me hablas, ni siquiera me miras, ¿porqué Kevin?, dame una explicación a todo esto. Quizás sea porque todo te importa una mierda, te da igual todo, eres un puto egoísta que solo piensas en ti mismo.
-¿En serio piensas eso?
-Es lo que me has demostrado en esta última semana.
-Si he estado a sí, es porque cuando me enteré que me iba comencé a pensar en ti. No podía seguir igual que siempre sabiendo que me iría y que puede que no te volviese a ver jamás, ¿entiendes?. Cuando me mandaste este mensaje mi corazón empezó a latir más rápido, igual que la primera vez que te vi. Tú has hecho que olvide todo lo que me rodea, me has hecho sentir algo que hasta ahora era desconocido para mí. ¿Porqué crees que dejé a mi ex novia? Porque apareciste tú. Yasmín, te quiero, y lo sigo haciendo igual que ayer. Dame tan sólo un motivo por el que deba quedarme junto a ti, uno sólo y lo haré.
-Te podría dar mil motivos para que lo hicieses. En unos meses te has convertido en una de las personas más importantes de mi vida. Tus besos, tus abrazos, esa forma que tienes de mirarme, Kevin, quédate conmigo, te quiero. Recuerdo aquella noche a tu lado, aquella frase que pusiste en mi agenda, cuando el otro día te tuve tan cerca de mí. Ahora, no me importaría nada en absoluto, con tal de saber que estoy a tu lado.
Kevin se acercó a mí. Se iba aproximando lentamente hacia mis labios, a apenas 2 centímetros de mi boca me susurró un ‘mi niña…’
Sus labios por fin rozaron los míos, tenía una mano sobre mi pierna, y con la otra me acariciaba el pelo.
-Vamos arriba.- le dije al oído.
En ese momento Kevin me cogió en brazos, yo le quité su gorra y la tiré al suelo, mientras subíamos las escaleras.
Entramos en mi cuarto, la habitación estaba casi a oscuras, ya era de noche.
Kevin me tumbó en la cama y empezó a besarme, noté como su lengua recorría mi cuerpo, primero los labios, luego el cuello, me quitó la camiseta muy lentamente y empezó a besarme por el pecho.
Al igual que hizo él le quité la camiseta muy lentamente. Mis manos acariciaban su espalda, su pelo rizado. Nos quedamos en ropa interior.
- No quiero hacerte daño- me dijo al oído.
Sus manos acariciaban mi pecho, estaba muy excitada, al igual que él. Poco a poco nos desprendimos de la ropa que nos quedaba, estaba muy nerviosa, era mi primera vez, y él lo sabía.
Comenzó a acariar mi sexo, muy despacio. Su lengua rozaba con la mía.
- Kevin, Kevin…- repetía constantemente.
Cada vez estaba más excitada, su mano me acariciaba, sabía muy bien como hacerlo.
Entonces comenzó a besarme de nuevo por el cuello. Mientras yo me agarraba fuertemente a su espalda.
- Te quiero Yasmín…
Poco a poco noté como estaba dentro de mí. Lo hacía todo con mucho cariño, y muy lentamente. Los dos gemíamos. Su boca estaba a un centímetro de la mía.
Empezó a ir más deprisa, yo enlazaba mis dedos entre su pelo. Podía sentir su respiración, sus latidos acelerados, los dos sudábamos, su aliento se fundía con el mío.
Siempre había deseado que esa primera vez fuese con alguien especial, y había llegado ese momento.
Empezó a bajar el ritmo, le acariciaba la mejilla mientras nuestros labios rozaban.
En ese momento, me puse encima de él, mientras besaba su abdomen.
Me tumbé sobre su pecho, ambos seguíamos acariciándonos.
-Prométeme que nunca te alejarás de mi- le dije.
-Estaré contigo para siempre Yasmín. Aunque tenga que vivir bajo un puente, me quedaré aquí. No me importa nada ni nadie, sólo si te tengo a tí.
Nos sentamos en el sofá y comenzamos a hablar.
-Quiero hablar contigo sobre algo- le dije.
-¿Sobre qué?
Hasta el momento Kevin no me había mencionado nada de que se marchaba a Londres, y no sabía muy bien el motivo de ello.
- ¿Qué es eso de que te vas? ¿Por qué no me has dicho nada Kevin?
- No había encontrado el momento para decírtelo.-miró hacia abajo.
- ¿Ah, no?, ¿y porqué motivo lo saben todos menos yo?
- No lo hagas más difícil.
- Llevas huyendo de mi una semana. No me hablas, ni siquiera me miras, ¿porqué Kevin?, dame una explicación a todo esto. Quizás sea porque todo te importa una mierda, te da igual todo, eres un puto egoísta que solo piensas en ti mismo.
-¿En serio piensas eso?
-Es lo que me has demostrado en esta última semana.
-Si he estado a sí, es porque cuando me enteré que me iba comencé a pensar en ti. No podía seguir igual que siempre sabiendo que me iría y que puede que no te volviese a ver jamás, ¿entiendes?. Cuando me mandaste este mensaje mi corazón empezó a latir más rápido, igual que la primera vez que te vi. Tú has hecho que olvide todo lo que me rodea, me has hecho sentir algo que hasta ahora era desconocido para mí. ¿Porqué crees que dejé a mi ex novia? Porque apareciste tú. Yasmín, te quiero, y lo sigo haciendo igual que ayer. Dame tan sólo un motivo por el que deba quedarme junto a ti, uno sólo y lo haré.
-Te podría dar mil motivos para que lo hicieses. En unos meses te has convertido en una de las personas más importantes de mi vida. Tus besos, tus abrazos, esa forma que tienes de mirarme, Kevin, quédate conmigo, te quiero. Recuerdo aquella noche a tu lado, aquella frase que pusiste en mi agenda, cuando el otro día te tuve tan cerca de mí. Ahora, no me importaría nada en absoluto, con tal de saber que estoy a tu lado.
Kevin se acercó a mí. Se iba aproximando lentamente hacia mis labios, a apenas 2 centímetros de mi boca me susurró un ‘mi niña…’
Sus labios por fin rozaron los míos, tenía una mano sobre mi pierna, y con la otra me acariciaba el pelo.
-Vamos arriba.- le dije al oído.
En ese momento Kevin me cogió en brazos, yo le quité su gorra y la tiré al suelo, mientras subíamos las escaleras.
Entramos en mi cuarto, la habitación estaba casi a oscuras, ya era de noche.
Kevin me tumbó en la cama y empezó a besarme, noté como su lengua recorría mi cuerpo, primero los labios, luego el cuello, me quitó la camiseta muy lentamente y empezó a besarme por el pecho.
Al igual que hizo él le quité la camiseta muy lentamente. Mis manos acariciaban su espalda, su pelo rizado. Nos quedamos en ropa interior.
- No quiero hacerte daño- me dijo al oído.
Sus manos acariciaban mi pecho, estaba muy excitada, al igual que él. Poco a poco nos desprendimos de la ropa que nos quedaba, estaba muy nerviosa, era mi primera vez, y él lo sabía.
Comenzó a acariar mi sexo, muy despacio. Su lengua rozaba con la mía.
- Kevin, Kevin…- repetía constantemente.
Cada vez estaba más excitada, su mano me acariciaba, sabía muy bien como hacerlo.
Entonces comenzó a besarme de nuevo por el cuello. Mientras yo me agarraba fuertemente a su espalda.
- Te quiero Yasmín…
Poco a poco noté como estaba dentro de mí. Lo hacía todo con mucho cariño, y muy lentamente. Los dos gemíamos. Su boca estaba a un centímetro de la mía.
Empezó a ir más deprisa, yo enlazaba mis dedos entre su pelo. Podía sentir su respiración, sus latidos acelerados, los dos sudábamos, su aliento se fundía con el mío.
Siempre había deseado que esa primera vez fuese con alguien especial, y había llegado ese momento.
Empezó a bajar el ritmo, le acariciaba la mejilla mientras nuestros labios rozaban.
En ese momento, me puse encima de él, mientras besaba su abdomen.
Me tumbé sobre su pecho, ambos seguíamos acariciándonos.
-Prométeme que nunca te alejarás de mi- le dije.
-Estaré contigo para siempre Yasmín. Aunque tenga que vivir bajo un puente, me quedaré aquí. No me importa nada ni nadie, sólo si te tengo a tí.
EPÍLOGO
Cuando sientas que no puedes hacer nada, que todo está acabado, que no quedan esperanzas y tu mente te impulse a olvidar, debes creer lo contrario, hay que luchar, hasta el último segundo, esforzarte por conseguir lo que uno desea. No permitas que nadie te lo impida. Muchas cosas parecen más difíciles de lo que realmente son. Nuestro destino está en manos del azar. Odia, quiere, vive, aprovecha cada instante, quizás no volverá a ocurrir una oportunidad igual.
Cuando sientas que no puedes hacer nada, que todo está acabado, que no quedan esperanzas y tu mente te impulse a olvidar, debes creer lo contrario, hay que luchar, hasta el último segundo, esforzarte por conseguir lo que uno desea. No permitas que nadie te lo impida. Muchas cosas parecen más difíciles de lo que realmente son. Nuestro destino está en manos del azar. Odia, quiere, vive, aprovecha cada instante, quizás no volverá a ocurrir una oportunidad igual.