Ash sólo quería que fuese feliz, que pudiera tener momentos a su lado, a solas, sin el bullicio de la gente y sin miradas que nos siguieran a todos lados.
A pesar de que su relación no era demasiado buena, Ash le propuso a Kevin que le acompañase a comprarle mi regalo de cumpleaños, junto con otra compañera de clase, Rachel.
Kevin aceptó y quedaron esa misma tarde a las 6.
Él creía que sólo iría Rachel y Ash pero yo también fui con ellas.
Al vernos Kevin comenzó a hablar con Ash.
- Verás, es que me ha surgido un imprevisto, Yasmín me ha llamado esta tarde llorando, diciendo que quería verme, porque estaba mal, al parecer le ha pasado algo con el chico que le gusta y no podía dejarla en casa, lo mejor es que se despeje, y he pensado que como también viene Rachel… ¿podrías quedarte con ella hasta que yo compre el regalo?.
- Si, si, claro. Que se quede conmigo.
En realidad todo esto era mentira, Ash lo había planeado para que pudiese quedarme a solas con Kevin toda la tarde.
Kevin se dirigió a mi y me agarró de la mano.
- Venga, vente conmigo, vamos un momento a casa de un amigo.
Ash me sonrió y yo me fui con Kevin.
- Ya me ha contado Ashley que te ha pasado algo, ¿el qué?
- Nada…
- Venga cuéntamelo.
- Ya te he dicho que nada, da igual…
- Bueno, no me lo cuentes…
Nos dirigimos a casa de su amigo Dani.
- Venga pasad- dijo Dani al vernos.
Cuando entramos en el cuarto de Dani Kevin me miró y dijo ven siéntate aquí, el se sentó sobre una silla y yo me senté sobre sus piernas.
Él y Dani empezaron a hablar y reírse, yo también intervenía de vez en cuando. Al rato Kevin se apoyó sobre mi hombro y puso su mano sobre mí, luego fui yo quien lo hizo.
Dani mientras nos miraba, nos sonreía, sabía que algo pasaba entre nosotros. Lanzaba unas miradas en las que mostraba su asombro. Él me abrazaba por la cintura y yo tenía apoyada la cabeza sobre él.
Al rato nos fuimos de su casa, me volvió a preguntar que me pasaba, porque estaba mal.
Le dije que era por el chico que me gustaba, que la cosa siempre estaba igual entre nosotros y que nunca pasaba nada. Él se calló y se quedó mirándome a los ojos.
- Tengo frío Kevin- le dije.
- Espera, voy a llevarte a un sitio.
En ese momento se puso detrás de mío, me tapó los ojos con una mano y con la otra me agarraba por la cintura. Estaba nerviosa, pues había gente en la calle, y sentía cómo nos miraban, pero nada de eso importaba en aquel momento.
- Ya hemos llegado.
Me destapó los ojos, me había llevado a una especie de poste cerrado en el que no entraba nada de aire, pues soplaba con fuerza el viento.
- Ven.
Me agarró nuevamente de la mano, enlazó sus dedos entre los míos, y me apoyó sobre una de las esquinas de la pared. Se acercó a mí, a mi rostro. Comenzó a abrazarme, muy lentamente. Notaba como sus manos acariciaban mi cintura, su cuerpo me cubría entera. Ya no tenía nada de frío. Pasamos así unos minutos.
Lo externo a nosotros dejó de existir, sólo importaba él. Se retiró un poco de mi y me dijo:
- Aquí estamos bien, no nos ve nadie y no hace frío, ¿Qué te parece?
- Sí, tienes razón…
Estuvimos hablando de todo lo que había ocurrido esa tarde. Llamé a mi madre para que fuera a buscarme, pues ya había anochecido.
Me acompañó hasta el coche, me acarició el pelo y me besó en la mejilla.
- Mañana nos vemos Yasmín- me sonrió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario